Leide das Neves Ferreira es, probablemente, la única niña de la historia que se ha merendado un bocadillo de Cesio 137. Fascinada por el polvo azul luminiscente, untó además todo su cuerpo con el elemento radiactivo en presencia de su madre y poco después de que su padre comprase el polvo mágico a unos conocidos chatarreros. Leide y familiares descansan hoy en ataúdes de plomo tras morir y desencadenar un caos monumental en la ciudad brasileña de Goiania. La revista Time calificó el incidente nuclear como uno de los peores de la historia.
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